top of page

¿Qué me Impide Confiar en Dios? - Yo Creo Pero... (4/11)


4. Yo Creo, Pero...

La duda es tal vez uno de los dardos más peligrosos que el enemigo usa en contra nuestra. Es uno de los ataques más sutiles y silenciosos. La duda comienza como una diminuta grieta en nuestra fe, por donde se filtran la amargura, el miedo, la inseguridad y otros tantos males que aquejan al creyente.

Así como la fe del tamaño de un grano de mostaza desarraiga montañas, así mismo la duda del tamaño de una pequeña grieta, pone en riesgo y debilita los cimientos de nuestra relación con Dios.

La duda es desconfianza, es tener dificultad para decidirse, es tener doble ánimo y ser inconstantes (Santiago 1:8), es ir como las olas de un lado para otro sin llegar a ningún lado (Santiago 1:6).

Cuando no vemos la vida con los ojos del Señor, ni vemos más allá de lo que el mundo nos presenta, la duda hace su nido en nuestro corazón, permea nuestra confianza en las promesas del Señor, mina nuestra fe y deteriora nuestra comunión.

La madre de la duda es la mentira, y la mentira es el principal instrumento del enemigo. El pecado que condenó al hombre provino de la duda y esta fue engendrada por la mentira. Satanás convenció al hombre y desmintió al Señor "Pero la serpiente le dijo a la mujer: ¡no es cierto, no van a morir!" (Génesis 3:4). Hoy en día el enemigo sigue actuando de la misma manera, tratando de convencernos por todos los medios de que Dios nos miente.

"Yo creo en Dios, pero...", "Dios solo quiere condenarme y castigarme", "Si Dios quisiera darme algo, ya lo hubiera hecho", "Si Dios es bueno, por qué hay tanta maldad", "Dios no me ama", "Como veo las cosas, no creo que nada cambie", "Yo no soy como Jesús", "Nunca lo lograré", etc.

Usualmente la duda llega porque nos fijamos en las circunstancias y partimos de ellas para emitir un juicio acerca de la condición de nuestro presente y lo que será nuestro futuro. Lo que no es lógico, nos resulta imposible, afirmamos. Se nos olvida lo dicho por nuestro Señor Jesús "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios..." (Lucas 18:27).

La duda se genera principalmente porque:

- Las cosas no sales como esperamos - Las circunstancias no se nos antojan propicias - El tiempo pasa y aparentemente nada sucede - Escuchamos la Palabra con alegría pero cuando tenemos problemas la olvidamos (Mateo 13:20-21)

De acuerdo con el diccionario etimológico, dudar viene del latín "dubitare" que significa vacilar entre dos cosas, y esta se deriva de "dubius" que significa ser indeciso. Y es precisamente esto lo que nos sucede, cuando no nos decidimos a seguir a Jesús y mantenernos fieles y firmes en el camino (Juan 14:6), y vivimos entre las seducciones del mundo y las promesas de Dios, la duda permea nuestra fe.

Al permitir que la duda entre, quedamos vulnerables a:

a) Las mentiras del enemigo b) Desconfiar de las promesas de Dios c) Confiar más en nuestra propia inteligencia que en Dios d) La desobediencia e) Separarnos de Dios f) Rechazar a Dios g) Morir en vida h) La muerte eterna

La palabra del Señor hace que la duda desaparezca, escúchale. Cuando la duda arrecie, escucha la voz de Dios que te dice que:

- Para Él no hay nada imposible (Lucas 18:27) - Él no miente ni cambia de opinión (Números 23:19) - No puedes servir a Dios y al mundo (Mateo 6:24) - Guarda silencio y no te irrites (Salmos 37:7) - Cuentas con el favor de Dios (Proverbios 3:4) - Confía en Dios y no en tu inteligencia (Proverbios 3:5) - Cuenta con Dios en todo y para todo, Él te ayudará con tus proyectos (Proverbios 3:6) - Nada debes temer (Salmos 27:1) - Nada ni nadie te dañará (Salmos 56:3-4) - Él todo lo dispone para tu bien (Romanos 8:28) - Su plan para tu vida es de bienestar (Jeremías 29:11) - Tu gozo en Él tendrá grata recompensa (Salmos 37:4) - Él tu pastor y nada te faltará (Salmos 23:1)

"Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados." (Isaías 43:18-19 NVI)


bottom of page