Recorro cada día,
El sendero de la vida,
A veces de espinos y guijarros,
A veces de algodones y hojarascas.
El cielo… el cielo se torna gris,
Y nube de borrasca acecha inmisericorde,
Tormenta arrecia,
Y gotas de lluvias crepitan,
Como crueles saetas sobre mi cabeza.
Enormes pinos, gigantes y ominosos,
Me cierran el paso,
Confunden mi camino,
Sofocan los rayos vívidos del astro rey.
Puesto de hinojos,
Pidiendo al Todopoderoso un poco de clemencia,
Y mis manos cubriendo mi rostro,
Tal vez por la vergüenza,
Tal vez por la tristeza.
Elevo… desesperada plegaria,
Y mis lánguidas manos,
En pos de una respuesta,
Una lágrima rodada emprende fútil carrera,
Mi cuerpo ya no responde,
Una gota de tristeza, enjuaga la tierra.
La razón, aún no me abandona,
Y escribe en mi conciencia,
Una respuesta con palabras que no son mías,
Un rayo de luz, se cuela,
Por un resquicio de ese muro de ladrillo,
Y una voz me alienta,
"Tus plegarias ahora son mías,
son mías incluso antes de que las dijeras,
tu necesidad es mi necesidad, y mis bendiciones son tuyas,
incluso antes de que nacieras, lo mío tuyo es,
Y siempre lo ha sido, no tienes que pedirlo, tan solo tienes que tomarlo.
Pero no lo vez, porque la angustia y el dolor te hacen ciego,
La pena por los tuyos y por ti mismo, y el miedo de no ser lo que quieres ser,
Te alejan de lo que verdaderamente eres,
Y te privan del poder, que es mi herencia en vida para la eternidad, de ser, hacer y tener.
Piensa en lo que quieres, piensa en lo que deseas, piensa en todo,
Y no malgastes tu tiempo, no desperdicies tu energía,
No llenes tu corazón y tu cabeza,
De todo aquello que no quieres, o temes llegar a ser,
Piensa… piensa y luego decláralo,
Decláralo con palabras de libertad,
Desata tus cadenas y llénate de mí,
Y con humildad y paciencia,
Espera que el día está cerca,
Pronto tus anhelos, serán correspondidos,
Tus preguntas serán respondidas,
Y tus sueños…"
Mis ojos se abren de pronto,
Y estoy en el mismo lugar,
Me levanto, y todo, todo sigue igual,
Sin embargo, mi corazón siente algo diferente,
Algo que mis ojos no ven,
Pero que mi conciencia trata con fuerza de develar.
¡Vaya!, la tristeza se ha ido,
y no me siento solo,
Aunque me ha dejado, hasta la misma soledad.
Pero… ahora recuerdo, el viaje inconsciente que emprendí,
Ahora recuerdo esas palabras que no eran mías,
Y que me hicieron volver a vivir,
Y nuevamente levanto mi rostro,
Como tratando de mirar al cielo,
Por entre el techo de mi hogar,
Y antes de que pudiera preguntar…
Escuche de nuevo esa voz diciendo,
"… ¿Tus sueños?… Tus sueños han empezado a realizarse ya."