Todas cualidades de un hombre de éxito
La excelencia implica diligencia y sometimiento. Es menester de todo hombre que espere el respaldo de Dios y obtener el éxito someterse a las autoridades, pues estas fueron impuestas por Dios. Además, cada suceso o circunstancia tiene una razón de ser dentro del plan perfecto de Dios para cada uno de nosotros. El hombre exitoso no deja para mañana lo que puede y debe hacer hoy, es diligente.
Dios puede y tiene el poder de cambiar nuestras circunstancias en un santiamén. No nos desgastemos haciendo cuentas o planes pues Dios solo necesita de un segundo (y hasta menos) para bendecirnos.
Miremos el mejor ejemplo en el testimonio de José (hijo de Israel ) quien fuera vendido como esclavo por sus hermanos a la edad de 17 años, alejado de su Padre (de quien gozaba un fraternal y muy especial afecto), arrojado a las mazmorras del capitán de la guardia egipcia (Potifar), calumniado (acusado de intento de violación por la esposa de Potifar), vuelto a encarcelar (después de haber sido el administrador de las propiedades del capitán de la guardia), humillado (por el panadero del rey), usado y olvidado (por el copero a quien le fue perdonada la vida y restituido su importante cargo, tal como se lo revelara José).
Después de 13 años de sufrimiento y pena (dos de ellos con la ilusión de que el panadero del rey a quien reveló e interpretó su sueño hablara en su favor al faraón), un buen día (el día perfecto de Dios, no antes, no después), y en tan solo un instante Dios cambió y bendijo su vida de una manera sobrenatural, colocándole en el segundo cargo más importante, después del faraón, del mundo conocido en esa época (fue el segundo hombre más poderoso) “Luego le dijo a José: —Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú. Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.” (Génesis 41:39-40 NVI), ataviándolo con las mejores ropas (de diseñador), el anillo real, carro (BMW con placas oficiales) y otorgándole su ayuda idónea (su esposa).
Inmediatamente el faraón (su jefe) lo presentó públicamente (a toda la compañía) y dejó claro su cargo y posición en ella “Así que el faraón le informó a José: —Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto. De inmediato, el faraón se quitó el anillo oficial y se lo puso a José. Hizo que lo vistieran con ropas de lino fino, y que le pusieran un collar de oro en el cuello. Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad, y ordenó que gritaran: «¡Abran paso!» Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto. Entonces el faraón le dijo: —Yo soy el faraón, pero nadie en todo Egipto podrá hacer nada sin tu permiso.” (Génesis 41:41-44 NVI).
Así Dios a través de José nos da otra hermosa lección de cómo debe ser un hombre de éxito. José no se tomó el tiempo para asimilar su nueva condición, ni pidió unos días para adaptarse al nuevo cargo, sino que empezó a trabajar de inmediato dándole la gloria y honra Dios “Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto. Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto.” (Génesis 41:46 NVI). La paciencia, diligencia, oportunidad, calidad y fe en Dios, todas cualidades de un hombre de éxito.