Dios a lo largo de su Palabra no llena de hermosas y maravillosas promesas, empezado por la eternidad. Es el caso del libro de salmos, de donde en un solo pasaje es fácil encontrar varias de estas promesas, veamos:
“Tú me dijiste: «Yo te voy a instruir; te voy a enseñar cómo debes portarte. Voy a darte buenos consejos y a cuidar siempre de ti. Los mulos y los caballos son tercos y no quieren aprender; para acercarse a ellos y poderlos controlar, hay que ponerles rienda y freno. ¡No seas tú como ellos!»” (Salmos versículo 32:8-9 TLA).
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Con cabestro y con freno su boca ha de ser reprimida, Para que no lleguen a ti.” (Salmos 32:8-9 RVES). Subrayado fuera de texto.
Analizando este pasaje bíblico en las versiones TLA y RVES , podemos identificar las siguientes promesas de nuestro hermoso y amoroso papá Dios en donde nos dice que Él será para nosotros:
1. Instructor personal
2. Profesor
3. Guía (en nuestro camino)
4. Disciplina (de nuestro comportamiento)
5. Consejero
6. Cuidador
7. Vigía (Sus ojos siempre nos seguirán)
Finalmente nos advierte que no seamos tercos, que confiemos absolutamente en Él, que no hagamos las cosas conforme a nuestras propias fuerzas, que no seamos como los mulos y los caballos que no quieren aprender, pues no llegaremos a buen puerto.